Aconcagua 2013 Chrysteins
El pasado dia 14 de enero, Quim Bretcha, Isaac Garcia, Moi Tarrés y yo mismo (Edu Sallent), volamos hasta tierras argentinas y andinas. Viajamos hasta Mendoza, el paraíso de los vinos de suramerica. Y vaya si los probamos!!! Pero el motivo principal de nuestro viaje era la ascensión del Cerro Aconcagua, de 6962 metros. Fuimos hasta el campo base de Plaza Argentina, la vertiente de "Polacos". Para la ascensión escogimos la ruta Polacos-Guanacos hasta Cólera y de allí acabar la ascensión por la ruta normal de la montaña. El sábado 26 de enero, Quim Bretcha y yo mismo hicimos cumbre. Después de una ascensión con temperaturas muy, muy bajas; con fuerte viento y abriendo toda la huella desde el campo 2 (Guanacos, 5400m). Pero la recompensa estaba en la cumbre: estábamos totalmente solos en la montaña (no encontramos a nadie más en toda la jornada, ni por la ruta normal de plaza de mulas) y mucho menos en la misma cumbre. SOLOS en la cumbre del Aconcagua!! Además el "viento blanco" dejó de rugir y toda suramérica se despejó ante nuestros ojos. Estuvimos una hora en la cumbre. A su vez, Isaac y Moi llegaron hasta el campo 2.
El Cerro Aconcagua de 6962 metros, desde la aproximación por la Quebrada del Relincho.
Nuestro arriero"Pelín" preparando un asado que compartimos y que supo a gloria!
Hoy para almorzar: pizza al horno. Gracias Anita!
Nuestro campo 3, cerca de Cólera, un mirador excepcional. La cólera del viento hizo que tuviésemos que "atar" nuestra carpa a la misma roca!
Camino de la cumbre. A mis espaldas el Gran Acarreo. Al fondo: la Canaleta.
Viento y frío.
Cruzando vientos y acarreos.
El gran premio: una hora para disfrutar de un sueño con los ojos abiertos. Para ver el mundo desde otra perspectiva. Para admirar qué pequeños somos. Y para entender porqué esas ganas de escalar montañas.
No era cava, era un delicioso vino espumoso mendocino.
Lo mejor de cuando nos lo tomamos fueron... las risas!
De izquierda a derecha: Quim Bretcha, Edu Sallent, Isaac Garcia y Moi Tarrés.
Ahora, en casa con la familia, recuerdo la cumbre, los vinos mendocinos, las risas con los amigos, la música de fondo del campamento base y los ricos menús de Anita, aquella joven cocinera que nos cuidó tanto en aquel "nuestro hogar" a los pies de esa gran montaña.
Edu Sallent
